jueves, 7 de agosto de 2014

Vacaciones de correr.

Nunca había disfrutado tanto del correr como estos días que llevo sin calzarme las zapatillas. Me explicaré. A lo tonto  hace ya casi 5 años desde que me eché a correr allá por el 2009 y salvo dos o tres semanas que estuve con unas molestias en la pierna izquierda y que me obligaron a bajar mucho el ritmo no había pensado en ningún momento en un descanso tan largo. Pero ha llegado la hora.

Para los que nos hemos iniciado no hace mucho en esto del correr lo de dejar de entrenar durante más de una semana se nos antoja algo así como para un ex-fumador echarse un cigarro después de 5 años sin fumar. Un peligroso síntoma de debilidad que tememos pueda ser el principio del fin. Pero no parece que haya que alarmarse tanto. Lo del cigarro,  no lo pruebo por si acaso, pero lo del descanso cada vez estoy más convencido de que es algo recomendable de vez en cuando.

Este año ya me lo estaba tomando de por sí con mucha calma, pero lo de pegarme un mes entero sin sudar la camiseta es algo que he decidido esta misma semana, cuando llevo casi  diez días sin  correr. El mes de julio lo empecé con pocas fuerzas pero con intención de preparar la maratón de Zaragoza como el año pasado. Sin embargo las cosas se han ido complicando por diversas causas hasta que a mediados de mes desistí ya de apuntarme a la carrera. Estoy de vacaciones desde el lunes y lo lógico hubiera sido salir a correr por la mañana al menos un par de días. Pero nada, cada vez que se me pasaba por la cabeza me daba media vuelta y seguía remoloneando entre las sábanas. Al principio me remordía  bastante la conciencia, pero poco a poco la idea  de relajarme durante todo un mes empezaba a fraguarse hasta que como digo he tomado la decisión formal.

Y lo que empezaba a ser una entrega bochornosa al pecado de la pereza se ha convertido en una saludable y gozosa reafirmación de mi libre albedrío: me tomo un descanso porque me da la gana. ¡Ah que placer! Es curioso como un simple cambio de enfoque puede dar un giro de 180º a una situación.

Mis viejas Mizuno.  Las compré en 2010  y las sigo utilizando. Y lo que les queda.

Mentiría si dijera que antes de tomar esta decisión no he consultado la opinión de otra gente en internet, donde hay por supuesto para todos los gustos. Personalmente me he quedado con este post, que mas o menos se adapta a la idea que yo tenía. Esto es por otra parte  lo que solemos hacer cuando buscamos algo en la red: encontrar a alguien que nos de la razón. Así somos. O así soy yo, por lo menos.

Vuelvo a la primera frase por si no ha quedado claro. No es que no me lo haya pasado bien corriendo a lo largo de estos años, pero encontrarme con unas vacaciones deportivas, que ni siquiera había planeado, me está sentando de lujo. Espero volver en septiembre con fuerzas renovadas. 


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