martes, 26 de febrero de 2013

Balneario

Esta mañana he viajado hasta el balneario de Panticosa. A 10º bajo cero la nieve y el silencio lo cubrían todo.


Más de una semana han estado incomunicados trabajadores y clientes en este lugar a raíz de las últimas nevadas.  


El lago helado cubierto de nieve. Algún intrépido se ha aventurado a caminar por encima. No me he acercado a ver si entre las pisadas del centro había una zona quebrada y alguien debajo del hielo mirando con los ojos muy abiertos.

Aún se conservan parte de la construcciones originales de la época de esplendor del Balneario, como casa Bello .
He visitado este impresionante lugar unas cuantas veces y siempre me he sentido sobrecogido por  una sensación de paz, de aislamiento, provocada sin duda por lo recóndito del enclave rodeado de imponentes cumbres que apenas dejan ver el sol.

Curiosamente, la misma sensación  se respira al leer la novela cuya cubierta reproduzco a continuación y que por puro azar cayó en mis manos hace unos cuantos años. A pesar de  lo vetusto de la edición original de 1954 y del olor a moho del ejemplar, me picó la curiosidad ver que se trataba de una historia ambientada en el balneario de Panticosa.

Un libro que transporta al lector a lo que debió ser una estancia en el balneario en los años 50. Puro relax. 

Ramón Salanova escribió esta curiosa novela que discurre íntegramente en el balneario de Panticosa. 

lunes, 11 de febrero de 2013

Matrimonio de conveniencia

Hace un par de semanas que formalizamos nuestra relación. No hubo ceremonia ni nada por el estilo. Cumplimenté los datos que me pidió el secretario y tema resuelto.

Lo nuestro empezó hace cosa de un par de años. Parece que fue ayer. Coincidimos en el parque una tarde de verano y así, como quien no quiere la cosa empezamos a salir juntos algún fin de semana. Siempre a la misma hora.

En este tiempo hubo días, incluso meses en los que por dejadez no me presenté a la cita. Y aun así nunca oí un reproche ni vi un mal gesto. Cada vez que volvía era recibido con una sonrisa. 

Total que cuando vi la oportunidad de legalizar el vínculo no me lo pensé dos veces. ¿Quien se hubiera resistido a una propuesta así?

Este domingo acudí puntual a la cita. Estaba amaneciendo. Y allí estaban mis amigos del grupo 7:45. Y todo volvió a ser tan nuevo, tan intenso como la primera vez.