miércoles, 31 de agosto de 2011

Calabazas, tomate rosa y la copa del mundial. Crónica de la 10KN Barbastro 2011

Este sábado pasado se celebraba la 3ª  carrera 10K nocturna en Barbastro.  Me apunté sin dudarlo por cuatro motivos:
  1. Ese fin de semana estaba en Barbastro.
  2. Me gusta correr.
  3. Era una distancia asequible.
  4. Era la primera carrera nocturna en la que participaba.
Por la mañana había un ambiente excelente en la plaza del mercado. Al  habitual de todos los sábados se sumó una muestra de hortalizas de la zona. Las fotos hablan por si solas:

Las calabazas gigantes fueron la gran atracción.

Lo del tomate rosa son palabras mayores. Soy un devorador compulsivo de este manjar de la huerta del Somontano. Recomendable 100%

 Por la tarde tenía que ir a recoger el dorsal y demás a la Ferma. Se daba la circunstancia de que durante dos días se exhibía en el recinto la copa del mundial de futbol que ganó España el año pasado. Desde que se enteraron mis hijos la noche anterior casi no pegan ojo. Uno de ellos me dijo, -¡Papá, creo que va a ser el momento mas emocionante de mi vida! Quizá exageraba un poco.

Llegó la hora de la carrera y me presenté en la linea de salida. Saludé a Manu, Raul, Javi Sam, que estaba  como pez en el agua en su papel de speaker, etc.
Me pareció que la señal de salida fue el clásico "preparados, listos... ¡YA!" Así que.. "p'alante". El recorrido era bastante enrevesado y en algunos tramos lo de "nocturno" se convertía casi en "a oscuras", pero bueno. Eso sí, había gente animando y haciendo fotos. Por cierto si alguien tiene alguna foto o ha visto alguna donde salga agradecería que me la enviase.

En cuanto a la carrera en sí, he de decir que no me encontré nada fresco en ningún momento, la verdad. Intentaba mantener un ritmo de en torno a 5 min/km, que ya había hecho en otras ocasiones, pero me costaba mas esfuerzo de lo normal. Para colmo mi Garmin falló a los dos o tres km y se reinició. Nunca me había dejado tirado de esa manera. Tras esa traición nunca volveré a mirarlo con los mismos ojos. Con lo bien que iba nuestra relación. Son cosas que pasan. Lo volví a activar pero ya sólo para ver el ritmo. 

Antes de mitad de carrera le eché el ojo a un corredor que iba unos metros por delante y que parecía estar en una situación similar a la mía. Lo alcancé y me puse a su par. Me dijo que lo estaba pasando mal por que le había dado flato y no se le iba. Yo a su vez le comenté que no iba nada bien. El caso es que, entre algún comentario sobre la carrera y demás (pocos porque no estábamos para malgastar fuerzas) llegamos juntos hasta la meta. Fue una gran ayuda para mi. Gracias Jose Mari. 

Llegué exhausto. Suerte que había, a parte de botellines de agua, que no me apetecían en absoluto, rodajas de sandía fresca en cantidad. Después de comerme cinco o seis raciones empecé a recuperarme un poco. Le había dicho a mi mujer que viniera a recogerme andando con una chaquetilla y ya está. Craso error. En la vuelta a casa con la sudada que llevaba me quedé helado. Ahora empiezo a salir del medio catarro que pillé.

Conclusión: 

"No hay que menospreciar ninguna carrera por corta o fácil que parezca: Todas pueden hacerse duras" 

miércoles, 17 de agosto de 2011

De Serraduy a la Puebla de Roda pasando por el Chordal

Hace meses que mi amigo José Luís me animaba a que lo acompañara en alguna de sus marchas senderistas por el prepirineo, aprovechando que se había acondicionado un campamento base, muy cuco por cierto, en Serraduy. 
Este puente del 15 de agosto, como había luna llena, me propuso realizar una marcha nocturna. A pesar de que mi experiencia en montaña se  limitaba a alguna esporádica excursióncilla y del respeto que me daba eso de caminar de noche por el monte, confiaba plenamente en Jose Luis y en mi  "aceptable" estado de forma fruto de mi reciente afición por esto de correr.

El caso es que me presenté en su casa el domingo por la tarde con la idea de emprender la marcha a eso de medianoche, después de cenar y de ver el partido de la supercopa. Pero la luna no aparecía. Había espesos nubarrones y caían gotas. Tampoco era cuestión de correr riesgos innecesarios. Así que pospusimos la marcha para el día siguiente poniendo el despertador a las 5 de la mañana.

Pip Pip Pip. Tras unas 4 horas de sueño nos tomamos un café y un sandwich y acabamos de preparar las mochilas: Bebidas isotónicas, barritas energéticas, chubasqueros, calcetines de recambio, etc. He de decir que el 80% de la equipación y el 100% del avituallamiento corrieron a cargo de mi amigo. Yo (que atrevida es la ignorancia) me había presentado prácticamente con las manos en los bolsillos. Lo único de lo que estaba seguro el día anterior era de que tenía en Barbastro unas botas de montaña seminuevas y que eran mi mejor y única equipación de montaña. Solo que cuando abrí la caja descubrí atónito que estaba vacía y ya era demasiado tarde para echarme atrás. Contrariado tuve que ponerme mis viejas Mizuno, estupendas zapatillas para correr pero  poco adecuadas para andar por pedregales. En fin.

A las 7 de la mañana habíamos superado la parte mas exigente de la ascensión, que hicimos con la ayuda de frontales led. Nunca los había usado y me parecieron un invento estupendo. 

Sobre las 8:30 coronamos el alto del Chordal, de 1550m, al que se accede por una pista forestal bastante cómoda. Hay varias antenas de telefonía y demás que afean algo el paisaje pero que dan cobertura a una extensa zona de la Ribagorza.


Desde ese enclave hay unas excelentes vistas del Turbón.

El descenso hasta el pueblecito de Merli  se hace por pista en buen estado. Allí se encuentra este imponente menhir que los expertos han datado entre 5000 y 7000 años de antigüedad

Desde Merli a La puebla de Roda  bajamos por el "sendero" PR HU 48. Esto fue la peor parte del recorrido, pues consistía básicamente en una concatenación de barranqueras y pedregales con fuertes pendientes que destrozaban literalmente los pies. Mal diseñado, o mal mantenido, o ambas cosas.

 Tras 7 horas de caminata llegamos a Serraduy. La vista del pueblo desde los cortados del río es impresionante.
Hecho polvo pero feliz después de 27 km por esos andurriales. Nótese mi equipación técnica: Camiseta a modo de gorra, tejanos de alto gramaje y mis zapatillas de running. El palo, gentileza de José Luís, era lo mas montañero que llevaba. Bueno, y la mochila que me compré hace años en  Decathlon.

En fin. Un estupendo día de montaña que culminó con una suculenta comida que nos preparó Mar, la mujer de JL, con la ayuda de su simpática hijita.
Lo de la siesta que cayó después, para que os voy a contar...

Si a alguien le interesa puede ver aquí los detalles del recorrido recogidos por mi Garmin, que por cierto se portó de maravilla y aguantó mas de 7 horas sin desfallecer.